
Hoy hablaba con mi mamá de cuando yo era adolescente y de lo complicado que es
De como quería tener amigos, ser aceptada, gustarle a los chicos y pertenecer
Pertenecer? Si, este deseo de sentirte identificada con la mayoría, de no sentirte distinta
Aunque admito que siempre lo fui
Me rechazaban muchas chicas y yo no entendía porque, si yo no les hacía nada
Estaba en un colegio donde en un solo curso eramos 55 adolescentes, con vidas distintas, de clases sociales diferentes y con deseos muy variantes de la vida
Y aún así, todos, queríamos pertenecer

Pensaba que el mundo giraba alrededor de mi, y que ese uniforme me hacía ver horrorosa, y no solo yo, toda mujer que haya pasado por el San Juan Bautista de la Salle sabe de lo que estoy hablando
En este ambiente, eramos tantos, y todos teníamos que vernos iguales, no podíamos usar aretes, cabello suelto ni uñas pintada, la falda debajo de las rodillas y las medias justo encima del tobillo, un centímetro mas y Doña Gigi o Celenia te sacaban
Yo tuve varias amigas, y pertenecí a varios grupos, y fui encontrando mi esencia con el tiempo
Me relajaron, me molestaron, me criticaron por ser quien era, pero también me la pasé super bien y llegué a sentirme que “pertenecía allí”
Este sentimiento me acompañó creo que hasta la universidad, en dónde entendí, que realmente yo era distinta, y que no pertenecía a muchas cosas, pero que si podía sacar beneficios y aprendizajes de donde sea que estuviera, sin buscar pertenecer
Hoy es el día que a mis 30 años tengo distintas amigas, más no pertenezco a nadie, a ningún grupo, porque a quién pertenezco es a mi, a mi esencia

Entendí que soy distinta, y que quién me ama, me amará y que quién no, pues eso no me hará daño.
Si estás pasando por algo así, vuelve a ti, entra en ti, busca quien realmente eres, y recuerda que eres tú la que debe darle valor a tu vida para poder encontrar el valor en otros, que nadie te dará lo que tu no te das, que aunque te critiquen, te hieran, tu puedes darte amor, mirarte al espejo y decirte “Yo valgo”